lunes, 10 de agosto de 2009

Rudolf Hommes-Fritzl, ¡De moda la Alzaheimermania!

No sé en qué cambiaría mi vida si mi padre biológico fuera a la vez mi abuelo, y más bizarro aún, si este se llamara Rudolf Hommes.

Hace poco me llegó una información de primera mano, una fuente fidedigna me comenta sobre un nuevo accidente genético entre Rudolf Hommes y Josef Fritzl:

“Los hijos nacidos de Fritzl y Hommes, llamados Hommlies, fueron encubados con el sudor destilado de diseñadores gráficos de la Tadeo, restos bio-desagradables de artista audiovisual del Politécnico Grancolombiano, y cómo no, sobrantes neuro-no-lógicos de psicólogo javeriano. Sobre su aspecto se han expuesto varias teorías, siendo la más cercana, y seguramente la más acertada la que define su realidad como gremlins cucuteños entre los 1.20 y 1.22 cm de estatura, piel verde, boca grande ovalada y deforme que expele un liquido color carmesí, parecido al metano juvenil, tan de moda en estos días, el cual sirve para generar combustión de los buses públicos que los llevan a las “granjas de concentración” similares a las utilizadas por los nazis en la segunda guerra mundial (el parecido de los gremlins con los judíos es pura coincidencia y no va mas allá de ser un dato anec-no-semita).

El Adán



Eva, madre de los Hommies



Rudolf Hommes: “a los 65 años perdí el pudor”




Un joven conservador, sobrio y honesto (Luis Eduardo Beltrán Farias) es el encargado de tomar las cabezas, extirpar los poros, y luego proceder a mezclarlos al calor con mocos de Guillermo León Valencia, en búsqueda de un precioso material llamado “tamiflu”, medicina utilizada entre otras como la cura del a1h1n1.

"Yo no tengo nada que ver con eso, yo se lo juro señor periodista, ni con la muerta, ni con don Mario, ni con tamiflu": Luis Eduardo Beltrán Farias


Guillo Valencia escala 1:1



Guillo escala 1:moco

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