Hace poco me llegó una información de primera mano, una fuente fidedigna me comenta sobre un nuevo accidente genético entre Rudolf Hommes y Josef Fritzl:
“Los hijos nacidos de Fritzl y Hommes, llamados Hommlies, fueron encubados con el sudor destilado de diseñadores gráficos de la Tadeo, restos bio-desagradables de artista audiovisual del Politécnico Grancolombiano, y cómo no, sobrantes neuro-no-lógicos de psicólogo javeriano. Sobre su aspecto se han expuesto varias teorías, siendo la más cercana, y seguramente la más acertada la que define su realidad como gremlins cucuteños entre los 1.20 y 1.22 cm de estatura, piel verde, boca grande ovalada y deforme que expele un liquido color carmesí, parecido al metano juvenil, tan de moda en estos días, el cual sirve para generar combustión de los buses públicos que los llevan a las “granjas de concentración” similares a las utilizadas por los nazis en la segunda guerra mundial (el parecido de los gremlins con los judíos es pura coincidencia y no va mas allá de ser un dato anec-no-semita).
Un joven conservador, sobrio y honesto (Luis Eduardo Beltrán Farias) es el encargado de tomar las cabezas, extirpar los poros, y luego proceder a mezclarlos al calor con mocos de Guillermo León Valencia, en búsqueda de un precioso material llamado “tamiflu”, medicina utilizada entre otras como la cura del a1h1n1.

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